El sistema tributario en Colombia es tan complejo que puede llegar a ser abrumador para las empresas, en especial las nuevas que aún no tienen consolidada la estructura necesaria para el cumplimiento de sus obligaciones fiscales.
A continuación hablaremos sobre una de las razones en que se origina parte de esta complejidad.
A pesar de que Colombia es una república unitaria, es descentralizada y por lo tanto, la potestad de cobrar impuestos no se concentra en una única entidad, como podría ser la DIAN sino que, por el contrario, está distribuida entre el Gobierno Nacional, las entidades territoriales y los entes descentralizados de ambas partes.
A nivel nacional los contribuyentes deben lidiar con algunos impuestos como los de:
Renta
Consumo
IVA
Gravamen a los Movimientos Financieros (4x1000)
Dividendos
Patrimonio
Ganancias Ocasionales
Normalización Tributaria
Por otro lado...
A nivel territorial tenemos impuestos como el de Industria y Comercio (ICA), Alumbrado Público, Predial, Vehículos, Delineación Urbana, pero también existen tributos tan anacrónicos como el de “Rotura de Vías” o el denominado “degüello de ganado”, sin tener en cuenta las más de 60 estampillas existentes a nivel nacional.
Por si lo anterior no fuera suficiente, existen factores que le agregan dificultad adicional a nuestro sistema tributario como son:
Dispersión normativa y ausencia de uniformidad:
Si bien, todos los tributos deben ser autorizados por una ley, los tributos locales deben ser acogidos por las respectivas entidades territoriales mediante ordenanzas o acuerdos y como consecuencia tenemos más de 1.100 estatutos tributarios municipales y 32 departamentales.
Sistema recaudo y retenciones en la fuente:
En el país no existe una unificación en el recaudo de impuestos. Cada entidad es libre de determinar la forma en que administrará su recaudo, en algunos casos el contribuyente debe presentar declaraciones y en otros la administración hace la liquidación.
Lo realmente complejo en este punto, es que cada entidad impone sistemas de retención y autoretención en los tributos que administra. Si esto ocurre, por un solo impuesto el contribuyente podría verse en la obligación de presentar hasta 13 declaraciones tributarias por año, con todo el desgaste y costos administrativos que esto implica.
Falta de seguridad jurídica:
La mayor inseguridad jurídica se genera como consecuencia de las constantes reformas tributarias. En Colombia tenemos una reforma tributaria cada dos años, sin contar leyes que regulan otras materias y a su vez, traen cambios en los impuestos, tal como los planes de desarrollo.
Lo anterior es solo una parte de las complejidades que tiene el sistema en su concepción, sin entrar a analizar en lo absoluto las particularidades de cada impuesto.
Esta es una de las razones por las que las empresas y los contribuyentes en general deben contar el apoyo de expertos en la materia, con el objetivo de evitar sobrecostos por impuestos pagados en exceso, generación de sanciones por incurrir en errores o incumplimientos.
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